miércoles, 26 de mayo de 2010

Viajar












Hace poco viaje, no muy lejos, pero si mas allá de donde podía ver.
Salirme de todas las estructuras me abre la mente, ya está comprobado. Todos mis esquemas se rompen, los límites se vuelven desafíos y los imposibles, son simplemente un trámite.
Y vuelve mi esencia de soñador que me empuja a buscar más allá, cada color, sabor y aroma me atrae, y quiero saber de que está compuesto el mundo que va abriendo frente a mí con sus infinitas caras.
Para los que viven en un solo lugar, las cosas pierden su magia temprano, cuando aún son niños existe un momento en que la sorpresa se acaba y la fascinación se equilibra con la nada. De repente, todos los días tienen un esquema, o alguno de unas pocas opciones, y ya no giramos la cabeza para mirar al actor callejero que improvisa, nos conformamos con lo que está establecido, no recorremos la peatonal con tanto entusiasmo, no entramos en cualquier bar solo por estar un rato, simplemente, los momentos y los detalles pasan a nuestro lado, sin ser vividos, sin ser disfrutados.
Viajar me lleno de vida, me lleno de entusiasmo y me devolvió la fascinación de un niño, todo era nuevo y atraía a ser probado. Lo que todo el mundo quizás miraba con indiferencia, era para mí una sorpresa y camine prestando la atención a todos los detalles que pude, a algunos quizás más atención que a otros.
Al volver me encuentro con el monstruo, me estaba esperando gigante, lleno de obligaciones, lleno de indicaciones de tareas absurdas sin sentido de la imaginación, presionando los cerebros de quienes viven en mi corazón.
Trabajos Prácticos, Exámenes, Horarios, Tareas, pero lo que más me dolió, es la bienvenida, porque no hubo. Por resentimientos, por celos, por miles de otras escusas más, volver fue un azote que golpeo en mí con toda su fuerza.
Me levanto y veo el techo, las manchas están en el mismo lugar, mi gata duerme a mis pies, y no tengo ganas de hacer nada. Si fuera un turista en mi ciudad, ¿estaría emocionado?.
La crisis de 5to año me pesa a cada minuto, ¿Cómo saber que todo este esfuerzo vale dejar esos sueños que te crispan los pelos? ¿En qué momento el titulo que busco me hará sentir la libertad que siento cuando navego?
Ya no sé hasta qué punto mis sueños son utopías.
Y el amor que por estas épocas no es mi mejor aliado, me jugo de nuevo uno de esos acertijos que me revuelven los sesos. Tan cerca y tan lejos, a la distancia de un “Si quiero”, parece imposible, pero todo depende de un “Me Juego”. Quisiera raptarte, y llevarte de viaje, a donde los días y las noches sean eternos. Quisiera saber cómo, mierda… como… lograr lo que quiero.

Quiero volar, lejos y vivir cada sentimiento desde el más doloroso al más bello, quiero tomarme la vida libre para seguir mis sueños.