viernes, 18 de marzo de 2011

Compañia


Anoche fue una de las noches más intranquilas en mucho tiempo.

El día anterior es terrible, aunque por ciertas circunstancias de la vida, esta vez: no triste. La suma de emociones de esta semana se acumuló hasta el día anterior al examen que tanto esperé, y simplemente no podía dormir.

Solo en la cama cambiaba de posiciones tratando de encontrar la solución mágica para quedar dormido y descansar las neuronas. Pasaban horas y cuando miraba el reloj eran minutos, acompañado en cada momento por la indescriptible sensación de hormiguero (tal vez elefanteos) en todo el cuerpo.

Tocar la guitarra

Ir al baño

Cambiarse de cama

Tocar la guitarra de nuevo

Repasar lo irrepasable

Pensar en bailar

El plan era levantarse a las 6:00 para un último repaso kamikaze, pero llegadas las 3:00 todavía miraba la obscuridad y jugaba con las lucecitas que se hacen cuando cerrás fuerte los ojos.

Entre tanta locura, entre tanta desesperación mientras miraba el techo memorizando de nuevo las manchas extrañas, y ella tomó mi mano.....

Siempre se reusó a dormir cerca mío, eligiendo por defecto la otra cama, o si hacía frío, el valle que se forma entre mis piernas al pie de la cama. Pero esta noche llegó de la calle decidida, con su típico caminar ninja inaudible, subió a la cama y tomó mi mano…..

Allí se durmió ella….

Y allí me dormí yo…. Sorprendido por esta coincidencia o quizás magia de la naturaleza.
Lo único que necesitaba, era que alguien tome mi mano y me diga: “Todo saldrá bien”, aunque no sepa hablar, aunque sea “tan solo” este misterioso animal

Piu sos la mejor gata del mundo.